domingo, 26 de septiembre de 2010

Llamas sin cenizas

Te saboreo.
Sólo pensarte puede saciar
la sed de una noche
desierta de tu cuerpo...
Mi boca hace memoria.
Vuelvo a dormir
esa siesta contigo,
dónde lo supe:
que por fin dejaríamos
de navegar a la deriva,
por separado,
que seríamos el uno para el otro
brújula y salvavidas,
y nunca más náufragos.
Nuestra isla desierta
ahora paraíso...
Sabe bien esta noche
el instante en que divisé
que se podía arder de verdad
sin convertirse en cenizas.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Vacia tu armario

Ordenas tu armario:
tu cumpleaños,
año nuevo
o después del verano...
Sacas los trastos,
los nuevos y los viejos
y los pones en la balanza...

¿Dónde estás?
¿Qué has conseguido?
¿Qué tienes, quieres o necesitas?
¿Cuanto has fallado?
¿Cuál es la distancia entre lo que eres y lo que te gustaría ser?
¿Cómo te ven los demás?
¿Qué esperan de ti?
¿A quién has perdido?

Pones todo en una balanza,
para equilibrar tu vida
y perseguir tus sueños.

¿Por qué sólo ves lo malo?
¿Por qué sigues quieto sin cambiarlo?
¿Por qué tienes tantas ganas de hacer algo,
de perdurar en el tiempo?
¿Por qué ese afán constante de perfeccionar?
¿Por qué no ser fugaces pero brillantes?

Mira la balanza
Descubre esas cosas que no necesitas,
¿Por qué guardas los trapos rotos,
la ropa vieja
o la que se te ha quedado pequeña?

Este año haz limpieza.
Supera el síndrome de diógenes existencial.
Tira lo que te sobra
y vuela...

domingo, 5 de septiembre de 2010

¿Por qué a ti?

Si te empujan,

pisa fuerte.

Pero si te tiran,

levanta rápido y sonríe.

Claro que volverás a caer,

que no te engañen.

Siempre lo intentan:

acéptalo.

A veces sólo te tambalearás,

otras, perderás el equilibrio:

y caerás.

Te hundirás y tocarás fondo.

Quizá hasta te quedes ahí un tiempo,

regocijado en tu fango, pensando:

“¿Por qué a mi?”

En ese momento no lo verás.

“¿Por qué a mi?”

que podrían morir tu padres,

“¿Por qué a mi?”

tu pareja,

“¿Por qué a mi?”

tu mejor amigo,

“¿Por qué a mi?”

o tú mismo.

“¿Por qué a mi?”

Que podrías perder las dos piernas,

“¿Por qué a mi?”

haber nacido en África,

“¿Por qué a mi?”

o que te echen del trabajo…

“¿Por qué a mi?”

Pero eso no lo piensas,

sólo tu mierda.

Quizá nunca se a fije en ti,

aunque le mandes flores.

No te asciendan,

aunque aumentes las ventas

y no consigas perder ni un puto kilo,

aunque cumplas la dieta a rajatabla.

Puede que te salga bien el examen,

Que te merezcas un diez y que tú lo sepas,

pero que tu profesor te de la hostia.

Te seguirán tirando.

Como todos.

O ¿qué te crees?:

¿que los demás no caemos?,

¿que nuestra vida es estable?,

¿Que es fácil verlo…

y seguir riendo?

Grito, Simon Hunter